21 abril 2006

Argumento ontológico de San Anselmo

Ayer estuve hablando de la existencia de Dios con unos compañeros de trabajo y de algunos filosófos que trataban del tema y resulta que hoy 21 de abril es San Anselmo de Canterbury uno de los pensadores cuyo intento de demostrar la existencia de Dios, el llamado argumento ontológico, nos pareció más interesante:

El ser más perfecto que se puede pensar, debe existir realmente: Pensarlo sin existencia no sería pensar el mas perfecto.

Así pues, Señor, tú que das la comprensión de la fe, concédeme -en tanto sepas que me conviene- que entienda que existes, como creemos, y que eres lo que creemos. Y ciertamente creemos que tú eres algo mayor que lo cual nada puede ser pensado.
¿O acaso no existe una naturaleza como ésta, puesto que "el insensato ha dicho en su corazón: 'Dios no existe'"? Pero seguro que, cuando el propio insensato oye eso mismo que digo: "algo mayor que lo cual nada puede ser pensado", entiende lo que oye, y lo que entiende, está en su entendimiento, aunque no entienda que eso existe.
Porque son dos cosas distintas que algo exista en el entendimiento y entender que una cosa existe. Pues cuando un pintor piensa de antemano lo que va a hacer, lo tiene ciertamente en el entendimiento, pero aún no entiende que exista lo que aún no ha hecho. Pero cuando ya lo ha pintado no lo tiene sólo en el entendimiento, sino que también entiende que existe lo que ya ha hecho.
Por tanto, también el insensato tiene que convenir en que, al menos en el entendimiento, existe algo mayor que lo cual nada puede ser pensado, porque, al oír esto, lo entiende, y todo lo que se entiende está en el entendimiento.
Y, ciertamente, aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado, no puede existir sólo en el entendimiento. Porque si existe al menos en el entendimiento, se puede pensar que existe también en la realidad, lo cual es mayor. Por consiguiente, si aquello mayor que lo cual nada puede ser pensado existe sólo en el entendimiento, entonces aquello mismo mayor que lo cual nada puede ser pensado es algo mayor que lo cual nada puede ser pensado. Pero esto, ciertamente, no puede ser. Existe, por tanto, sin ninguna duda, algo mayor que lo cual nada puede ser pensado, y existe tanto en el entendimiento como en la realidad.

A mi este argumento de San Anselmo no me mueve del agnosticismo, pero reconozco que se trata de una mente privilegiada.

18 abril 2006

Fomento de la lectura

Leo con curiosidad el artículo del Diario de León sobre el Plan de Fomento de la Lectura que la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León quiere implantar en los próximos cuatro años. Con ella se pretende que el 60% de la población adquiera hábito de lectura y el 50% utilice las bibliotecas públicas. No es el primer intento por parte de los organismos públicos dedicados a la cultura para incrementar el número de lectores dentro de la población, pero el caso es que la gente no lee y no utiliza las bibliotecas. Siempre se habla de inversiones económicas pero casi nunca del factor humano. Yo como la mayoría de titulados en Biblioteconomía y Documentación, me he tenido que reciclar para trabajar en otra profesión abandonando mi vocación porque el panorama en el mundo de las bibliotecas es desolador. La mayoría de las bibliotecas municipales y escolares de León no tienen un verdadero profesional preparado y titulado a pesar de que en la Universidad de León se imparte la Diplomatura de Biblioteconomía y Documentación.

Propongo dos medidas sólo dos para aumentar en poco tiempo de manera espectacular el número de lectores y usuarios de bibliotecas:
1- que cada colegio tenga una biblioteca escolar y que en ella trabajen bibliotecarios preparados y que cuenten con medios y con el apoyo de los profesores,
2- que cada pueblo de más de mil habitantes tenga una biblioteca y en ella trabajen bibliotecarios preparados y que cuenten con medios y con el apoyo de los alcaldes y concejales.
Sencillo, ¿verdad? Pues no va a ocurrir y aunque espero equivocarme dentro de algún tiempo se volverá a hablar de otro Plan para incrementar el desolador índice de lectura de la región

04 abril 2006

En lugares como León

En lugares como León algunos vemos el problema de la reforma de los estatutos autonómicos, de los sentimientos nacionalistas, de los favoritismos centralistas con cierta resignación. Estamos sin duda resignados a jugar en segunda división, perteneciendo a una Comunidad Autónoma hacía la que no sentimos ningún arraigo (nos somos ni castellanos, ni castellano-leoneses, somos leoneses), formada por nueve provincias que se reparten el pastel de manera bastante desigual (la mayoría de las comunidades no pasan de tres provincias) y con una población envejecida (los jóvenes tienen que emigrar en busca de un trabajo que aquí no tienen).
En lugares como León nos resulta paradójico que aquellas comunidades a las que nuestros jóvenes emigran, cuyo desarrollo y nivel de vida está a años luz del nuestro, son las que amparándose en derechos históricos, en sentimientos nacionalistas consiguen reformas estatutarias que nos distancian aún más de ellas. Se les tacha de insolidarios pero no creo que los que así piensen sean solidarios con ellos. Supongo que están en su derecho de reivindicar las mejoras que crean oportunas. Lo extraño es que los demás no lo hagamos.
En lugares como León, nos gusta hablar y polemizar sobre el problema vasco, el nuevo estatuto catalán, el centralismo de Madrid. Pero, ¿y nosotros? ¿Y nuestro problema? ¿Y nuestro estatuto?
En lugares como León, donde desde que formamos parte de una Comunidad Autónoma artificial, en el que el sentimiento castellano-leonés no existe y poco tiene que ver un soriano con un leonés, aunque hemos pasado de estar entre las 30 provincias más ricas de España a estar entre las diez últimas, seguimos callados, resignados, en la parte baja de la clasificación de la segunda división. Sin posibilidad de ascenso.